El mercado de automóviles eléctricos está impulsando una demanda insaciable de litio. Pero una crisis de suministro del maravilloso metal podría afectar las posibilidades del mundo de cumplir sus objetivos climáticos.
La demanda de automóviles eléctricos está aumentando y, a su vez, agotando los suministros de litio, que se utiliza en las baterías masivas de los vehículos.
Las baterías de iones de litio son una parte clave de cada camino factible para reducir la crisis climática. Los vehículos eléctricos pueden ayudar a reducir el uso de gasolina y diésel. Las baterías gigantes pueden almacenar electricidad de parques eólicos y solares para desplazar el carbón y el gas natural. La promesa de las baterías: la calidad de vida que han proporcionado los combustibles fósiles, menos los combustibles fósiles en sí.
Si bien la Tierra tiene mucho litio para todos, el suministro debe extraerse de piscinas de salmuera y reservas subterráneas, y las operaciones mineras actuales no son suficientes para satisfacer las crecientes necesidades de la industria automotriz.
Las reservas mundiales de litio son teóricamente suficientes para satisfacer el aumento esperado de la demanda. Sin embargo, esto supone que todas las reservas se pueden poner en producción, y que todas ellas son lo suficientemente buenas para su uso en baterías, lo cual es poco probable.
La extracción de litio requiere volúmenes muy altos de agua, y esto está generando problemas relacionados con el estrés hídrico, una situación en la que los recursos hídricos de una región no son suficientes para satisfacer sus necesidades.
Más de la mitad de la producción actual de litio se encuentra en áreas con alto estrés hídrico.
¿Cree que esto es un problema y, de ser así, cómo debería resolverse?